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miércoles, 21 de septiembre de 2016

¡Es la hora!

Esperamos ya  que pronuncie de una vez sobre el recurso contra la prohibición taurina catalana presentado hace ya más de cinco años.
Los plazos de la Justicia son inescrutables en este país y, más aún, cuando del Tribunal Constitucional se trata. Claro que todavía hay quien cree en los Reyes Magos y en Montesquieu.
Hace ya tiempo, años diría, que corre el rumor (para alguna garganta profunda, certeza) que el fallo del TC no sólo está ya firmado sino que es favorable al recurso, pero nunca parece el momento (político) adecuado para que vea la luz. Con esa dejación, temor, oportunismo o cómo quiera llamarse, el TC está haciendo el caldo gordo a las huestes animalistas (sic) y a toda la caterva de grupos políticos que han convertido la tauromaquia en el pim, pam, pum de su propia inanidad ideológica, abrazados como están en la pura mercadotecnia del voto a cualquier precio.
Si el TC se hubiera pronunciado en un tiempo lógico, más aún desde la declaración de la Tauromaquia como Patrimonio Cultural, con las obligaciones de fomento, protección y difusión que de ella se derivaban, no sólo se abría la puerta al regreso de los toros a Cataluña (otra cosa sería cómo, cuando y por quién) sino que, también, se ponía un dique de contención al torrente prohibicionista posterior, empezando por Baleares.
Dentro de cuatro días hará cinco años de la última Feria de la Mercé de Barcelona, de aquellas dos corridas de gloria y llanto. La memoria taurina de Cataluña, la libertad arrebatada, merecen, al menos, la victoria moral.
La iniciativa de la Fundación del Toro de Lidia, las miles de firmas individualizadas y comprobadas recogidas una a una por toda la piel de toro (nada que ver con esas campañas por internet en las que todo vale y firman los muertos), ha contado- faltaría más- con todo el apoyo de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña (FETC), conscientes (aunque todavía hay quien no parecen enterarse) de que la lucha es común y la victoria lo sería para todos.
Por eso, la FETC, la Escuela Taurina de Cataluña y el torero catalán Serafín Marín (tan olvidado, por cierto, por quienes en su momento lo utilizaron) estarán presentes, junto a la Fundación del Toro de Lidia, tanto en la entrega a de las firmas al Tribunal Constitucional como en la rueda de prensa posterior.
Es una cuestión de libertades y derechos. Es una exigencia de justicia
PACO MARCH
(presidente de la FETC)

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