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miércoles, 14 de enero de 2015

Un respeto


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 A simple vista hay a quien le pueda hacer gracia ver a las figuritas de porcelana hablando de respeto, en el sentido más estricto de la palabra.
Pues para otros, entre los cuales me incluyo, más que gracia nos parece más una broma de muy mal gusto. Cuando hablan de respeto, me imagino que no se referirán al mismo que tienen hacia los aficionados, esos que les sostenemos el chiringuito con nuestro paso por taquilla.
 El mismo que le tienen al Rey de la Fiesta, recortando sus pitones y obligando a sus lacayos ganaduros a seleccionar en pro de la nobleza bobalicona y en contra de la casta y la bravura. 
Ahora bien, señores del G5, una vez explicado todo punto por punto, les voy a sugerir qué hacer: déjense de comunicados echándose mierda los unos a los otros, porque si se empieza a remover mierda ustedes pueden ser los primeros perjudicados. 
No pidan respeto cuando ustedes son los primeros que no lo tienen, no pidan justicia porque si de verdad la hubiera ustedes, junto con sus ganaderos preferidos, estarían en su correspondiente casa y no pisarían un ruedo nada más que para hacer el TauroTour. 
La obra de Mario Pastor, "El Respetable"
Tampoco vayan de solidarios por la vida, porque no lo son más que cuando y con quien les interesa.
 Gánense el respeto de los aficionados enfrentándose a toros de verdad, con trapío y casta, de todos los encastes, y compartiendo cartel con los toreros que se ganen los puestos en las ferias.
 Ah, y gánense el sueldo en proporción de la gente que son capaces de llevar a la plaza.

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