Buscar este blog

sábado, 11 de octubre de 2014

Sobre VAREA

Hace años, en las Fallas de Valencia de 1997, titulé una crónica de esta manera: José Tomás llega con la escoba para barrer en el toreo. De eso se acordará muy bien el bueno de Santiago López, apoderado del entonces joven torero de Galapagar. 
Diecisiete años después otro torero igualmente apoderado por Santiago, de nombre Varea, me ha causado la misma impresión de aquel José Tomás. 
No voy a apostar un órdago como en el 97, pero lo que ayer en Zaragoza hemos visto de este muchacho de Castellón es para pensar que nos ha llegado un auténtico regalo, en un momento tan delicado para la fiesta.
Varea se encontró con Quejoso, de procedencia Santa Coloma y de una ganadería, la de Los Maños, por supuesto de la tierruca. Un novillo de clase excepcional, de una embestida larga y templadísima. Este tipo de ejemplares obligan a torear muy bien para estar a su altura. 
Y Varea no solo toreó muy bien, es que toreó superlativamente bien, en tandas sobre la mano derecha de una hondura y de un aroma sublimes.
 Ligaba dejando la muleta en el hocico para volver con parsimonia, una lentitud y un parar el tiempo como hacía mucho no disfrutábamos.
Y los naturales, ¡que naturales!, de muleta arrastrada, de infinito ritmo como el de los grandes muleteros. Zaragoza hervía y aquello no se detenía porque Quejoso repetía y repetía, siempre humillando y con fijeza asombrosa. Más naturales, más derechazos, la locura. Se pidió el indulto hasta que el palco lo concedió. Las dos orejas simbólicas y la vuelta con el ganadero entre un clamor.
El sexto, que manseó, puso a prueba a Várea y de nuevo se emborrachó de torear con la verdad por delante y la clase por detrás. La oreja es lo de menos. 
La segunda la perdió por una estocada en el rincón. Este torero no es de los de patita para atrás y pechito p'lante. Este, ¡torea!. Que no se tuerza.

No hay comentarios: