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viernes, 11 de julio de 2014

La noche del adiós a Guardiola

En su crónica sobre la novillada de promoción celebrada en Sevilla, la ganadería de Guardiola ha lidiado lo que se considera como su último festejo. 
Un adiós que sin duda debe entristecer a los aficionados, pero que no deja de formar parte de los nuevos tiempos que vive la ganadería de bravo. 
Con buen acierto, en la crónica de este festejo Carlos Crivell escribe: "en la noche del jueves se puso fin a una historia bonita. De momento, Guardiola es historia". Reproducimos aquí los fragmentos de esa crónica referidos a la ganadería.

La noche del jueves tuvo un sabor agridulce para el buen aficionado, La ganadería de Guardiola lidió lo que parece que será su último lote en una plaza de toros. Salieron novillos en tipo Villamarta y algunos facilitaron la labor de los aspirantes. Buen concepto con capote y muleta del extremeño Carballo (con la espada debe aprender), maneras en Corradini y mal trago para el pileño Díaz Cruz
La familia Guardiola lidió seis erales en  la plaza de toros de Sevilla y cerró una parte bonita de la historia de la ganadería brava. Guardiola ha escrito páginas gloriosas sobre el albero sevillano.
 Ya con el encaste de Villamarta, ya con el de Pedrajas, en la memoria de los buenos aficionados quedaron fechas en la que esta ganadería demostró que era santo y seña de la bravura.
 En Sevilla, en los famosos lunes mal llamados de resaca, la cita era para ver a los toros de Guardiola, antes los de Villamarta, para después disfrutar con toros como aquel Topinero que cuajó Tomás Campuzano. Ayer se puesto un punto y aparte a esta historia. En El Toruño quedan algunas vacas. Esperemos que no sea un punto y final.
Era, por tanto, noche con nostalgia. Y por ello, el presidente de la corrida se mostró especialmente generoso. Esta generosidad le llevó a conceder trofeos que solo se explican por su deseo de que este final de Guardiola se sellara con un eral desorejado. Fue extraño que un presidente tan serio se dejara llevar por la euforia y premiara con dos orejas una faena rematada con un pinchazo antes de la estocada.
Jaime Guardiola puede estar contento. Por el albero sevillano se exhibieron los bragaos, meanos, girones, coleteros, calceteros y fajados típicos del encaste Villamarta. Algunos fueron mansos; en general se dejaron torear, sobre todos el tercero, quinto y sexto. Fue un adiós más que digno.
Lo dicho, en la noche del jueves se puso fin a una historia bonita. De momento, Guardiola es historia.

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