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viernes, 20 de junio de 2014

La leyenda de José Tomás

  • Una cogida espeluznante después de una soberana lección de verdad y pureza

La pasión tomasista se desbordó en Granada en este Corpus, con la ciudad inundada de los devotos del día de la sagrada forma y los devotos de José Tomás.
Tan solo la noticia de la reaparición del torero en España, programada para esta fecha granadina, ya había puesto en marcha toda la masa de seguidores de la leyenda de Galapagar, con lo que supone de reventa por las nubes, hoteles con problemas de reservaante la avalancha de clientes y expectación al límite.
Y cuando se hizo realidad su presencia en la puerta de cuadrillas, vestido de tabaco y oro, se desbordó la pasión, en un clamor que se repitió después del paseíllo con una ovación que JT compartió con sus compañeros de terna.
La tarde granadina, espléndida, de puro verano, iba a transcurrir bajo el hechizo que este José Tomás transmite a los miles de partidarios que llenaron el histórico coso de Los Cármenes. Nada más abrirse de capa ya comenzaron los clamores. Y es que, por añadidura, José Tomás ha alcanzado un ritmo y una armonía indiscutibles en el manejo del capote, siempre hacia delante, embarcando en la panza del percal.
Y no importó que el primer toro de su lote, un sobrero de Juan Pedro Domecq que sustituyó a un inválido de Garcigrande, luciera más carnes que bravura y fuerza. Tomás lo manejó con soltura, obligando sin molestar al toro y cargando la suerte con esa autenticidad que le hace distinto. Una faena de mimo, sin grandeza, pero que sobró para la primera oreja
Cogida espeluznante
Quedaba en los corrales el quinto toro, de Victoriano del Río, un ejemplar serio y cuajado, propio de una plaza más exigente que Granada. Tomás lo brindó después de un gran puyazo y se encontró conque el de Victoriano tenía tan mala baba como movilidad, aunque con tendencia a quedarse cortito.
 José Tomás lo entendió a la perfección y lo administró sabiamente, pasándose los pitones por la faja y cruzándose de lo lindo para cuajar las tandas de derechazos y naturales, entre apuntes de muletazos torerísimos. Una faena con más verdad que relumbrón. Una faena con fondo de armario pues la reserva de valor de este torero es infinita.
Pero la confianza le pierde a veces y al ir por la espada de matar le perdió la cara el toro que con saña le embistió por detrás en una cogida espeluznante. Tomás cayó como un fardo, inane. Se temió lo peor. Finito quiso matar entre protestas. Pero pasados unos minutos volvió José Tomás entre un auténtico delirio, para rematar su faena. Aunque conmocionado todavía por el brutal golpe liquidó al toro de un pinchazo, una estocada corta atravesada y un descabello. La plaza no pidió, exigió las dos orejas y el palco no tuvo más remedio que concederlas. Tomás había estado brutal en su reaparición.
Parte facultativo
"Durante la lidia del quinto toro resultó alcanzado el diestro José Tomás Román Martín, apreciándosele una contusión en la parrilla costal izquierda con posible fisura de los últimos cartílagos costales. Asimismo, una conmoción cerebral aparentemente superada al ser la exploración neurológica normal. Para confirmar estos hallazgos -continúa el parte- se decide su traslado a un centro hospitalario para realizar oportunos estudios radiológicos complementarios"
Rafael Cerro lució más por su decisión, por los faroles de rodillas al seto y las tapatías, que por su oficio. Torea poco y ya es un mérito defenderse con dignidad en una tarde delante de José Tomás y lo que representa.
Finito, con medias blancas, dio la nota, pero no así a la hora de arriesgar un solo alamar. Aunque con el noble primero llegó a cuajar algún muletazo de su corte, pero dentro de infinitas precauciones. No tiene remedio.

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