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martes, 2 de abril de 2013

Es el mejor


Entre las múltiples formas de hacer el ridículo encontramos la –por otra parte, muy celebrada –de negarle el pan y la sal a una figura del toreo. A una de verdad, digo. Los periodistas solemos hacerlo porque eso da marchamo de buen aficionado. Íntegro, y esas cosas. Y además, si hay rencillas personales de por medio, pues miel sobre hojuelas y leña al mono que es de goma. Lo malo es que lo escrito queda así, escrito, y luego llega El Juli y sale de las tandas mandando a más de uno a la Venta. Para lo del trompetazo, digo.
Pero donde de verdad había candidatos a adoptar la postura del solo de Nerva, más que en los
tendidos, era en el callejón. Allí, los mercaderes del Templo se cachondearon de él en 2012 y eso, aparte de feo, es peligroso. Si hubiera más aficionados y menos gilipollas, en vez de chillar lo de “Morante aprende” le habrían recordado a Eduardo Canorea y Ramón Valencia que en 2012 se quedó El Juli fuera de Sevilla y la Feria fue una mierda con todas las letras. Pero aficionados apenas quedan, y que conozcan los vericuetos de este negocio, mucho menos. Casi nadie sabía, por tanto, que El Juli se fue a portagayola en sus dos toros para recordar al personal que con una figura del toreo (de las de verdad, digo), no se juega.
La inconmensurable tarde que le valió su tercera salida por la Puerta del Príncipe de la Maestranza se resume en pocas letras: El Juli es el mejor.
 Y como es el mejor, triunfó con su primer toro, incierto, ofensivo y con mil teclas que tocar. El maestro no dio un paso en falso, estuvo impecable, pegó muletazos de primor, pero en realidad alcanzó el éxito porque cada vez que la faena amenazó con diluirse, cruzó esa línea roja en la que todo el mundo advierte que la cornada es cuestión de que el enemigo haga así con el cuello. O sea, que cortó la oreja básicamente porque le arrastran.
El recital ya había comenzado con el capote, pues a la larga cambiada siguieron lances de batalla y un quite inspiradísimo con chicuelina grácil; cordobina apoteósica e interminable; y media despatarrado y roto, que para eso es el año de Belmonte. Al quinto también lo hundió por verónicas y juró venganza cuando zarandeó a su banderillero, El Niño de Leganés, para cornearle el muslo. Julián toreó por México, muy lento, muy embebido el toro, muy barriendo el albero, muy largo el muletazo y muy loca la plaza.
 La Maestranza crujió ante la contemplación de la máxima expresión del concepto julista de la tauromaquia, con el cuerpo enterrado en la tierra húmeda, la embestida toreada de principio a fin de cada interminable y demoledor muletazo, y el toro embistiendo más de verdad, más entregado, mientras más y más le apretaba El Juli, castigándolo con media muleta por el suelo entre el clamor colectivo. Cuando entregó a las mulillas al gran toro de Garcigrande, Sevilla estalló por bulerías y aguardó el final de una tarde ya vista para sentencia.

De lo demás sólo unos simples apuntes. Morante comprendió que no era su día, así que abrevió con una alimaña y dibujó algún lance frente a un cuarto toro lisiado de la mano izquierda. Manzanares, en cambio, se puso pesado. Después de dejar escapar a su primer oponente, que fue nada más que sensacional por los dos pitones, se empeñó en hacer otra faena interminable al sexto, que también tuvo un lado izquierdo estupendo. Cuando las cosas se ponen feas, lo ideal es ser breve y escuchar la correspondiente bronca: es la otra manera de que hablen de uno, hecho éste siempre más saludable que la indiferencia. Una lástima, por tanto, que José Mari no saliera a almohadillazos mientras El Juli cruzaba la Puerta del Príncipe. Otra vez será.


1 comentario:

Enrique Martín dijo...

Don Álvaro:
He aquí un ridículo ignorante, pero profundo. Uno de esos que no entiende el espectáculo de El Juli, esos retorcimientos, esas separaciones y esas cosas que ahora hacen las "verdaderas figuras del toreo". Pero ya digo, uno es que no da para más. No entiendo eso de meterse en el barro o no sé como ha dicho, igual que no entiendo eso del pase largo a costa de hacerlo falso.No entiendo nada de todo esto, que para mí nada tiene que ver con los Toros y sí con este show que protagonizan estas figuritas y que corean enfervorecidamente los "verdaderos aficionados". Pero ya ve, unos lo "entienden" perfectamente y otros... pues ahí vamos, como podemos.
Un saludo