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miércoles, 5 de septiembre de 2012

El ensayo de TVE con los toros

Este miércoles TVE vuelve a llevar sus cámaras en directo a una plaza de toros.
 Bienvenida sean. Pero sería llamarse a engaño creer que con lo de Valladolid está ya resuelto el tema de los toros en la televisión pública; lo que vamos a ver en el fondo no es más una prueba para comprobar --a bajo coste por la gratuidad de los derechos de imagen-- el grado de aceptación popular que tiene el programa, que por horario competirá en la batalla de las audiencias con toda la telebasura.
 Lo que ocurra en el futuro aún está por escribir.



          


Hoy  día 5 vuelven los toros en directo a TVE. Como se sabe, será desde Valladolid, con El Juli, José Mª Manzanares y Alejandro Talavante en el cartel, que completan los toros de Victoriano del Río. La noticia ha recibido gran relevancia, tanto como que hasta en su competidor de directo, el canal de pago, se ha destacado mucho. Y, en efecto, relevancia, no le falta. Pero conviene leer también la letra pequeña, que siempre la hay, a la vez que se pone en su contexto la decisión.
No entramos aquí en los dimes y diretes de las cocinas taurinas, que los hay y con nombres y apellidos, que son menos presentables para sus protagonistas que eso de hablar de la defensa y la difusión de los valores de la Fiesta, que suena mucho mejor que las discusiones y desacuerdos intestinos. Vayamos sólo al hecho de Valladolid.
Por lo pronto, si nos atenemos a las explicaciones oficiales de la televisión pública, se trata de una retransmisión experimental: para comprobar cuál es el grado de acepción que el programa tiene. En otras palabras, cuál es su índice de audiencia. Tal como se ha dicho, de ese índice dependerá el futuro. Por tanto, Valladolid viene a ser como una prueba, un ensayo.
Si semejante escollo se salva con buena nota, entonces se planteará que podría hacerse en el año próximo. Pero se planteará sobre la base de ofrecer tres o cuatro carteles muy rematados, en lo que se viene a denominar acontecimientos taurinos, que en España son media docena al año. El más relevante de todos los posibles bajo el criterio del tirón popular --que eso es la audiencia-- radicaría en llevar las cámaras en directo a una tarde de José Tomás. Y a salvo de casos puntuales que puedan darse –como un gesto inusual de una figura--, habría que incluir dos cartas fijas en la hipotética baraja: el domingo de Resurrección en Sevilla y la Beneficencia. Como de tirón popular se trata, entre el corazón y los toros se sitúa la Goyesca de Ronda, con su marujeo y su historia.
Aunque al respecto nadie se ha comprometido más allá de Valladolid, se supone que las experiencias futuras se basará en la renuncia de los taurinos a cobrar sus correspondientes derechos de imagen, para que TVE no tenga que hacer cargo más que de sus propios gastos de producción.
En las leyes de comercio esta figura se denomina dumping; es decir, vender por debajo del precio de costes. Por eso no puede considerarse ésta condición de derechos de imagen 0 como una clausula propia del libre mercado, en la medida que resultaría una manifiesta competencia desleal de TVE con respecto a las demás televisiones, públicas o privadas, que ofrecen toros en directo y una incoherencia por parte de los toreros, que cambian de criterio según quien sea el supuesto adquiriente de sus derechos de imagen. Tan sólo cabría justificarla por la vía del argumento del “interés público”, ese que en su día el entonces Vicepresidente Álvarez Cascos aplicó al futbol en directo y se formó la de San Quintín. Menos válido resulta acudir al criterio de las penurias económicas de RTVE, entre otras cosas porque en épocas de crisis no hay televisión que tenga sus arcas llenas.
Pero a todo este conjunto de prevenciones hay que unir el pleito abierto en materia de competencias, que un poco la ligera ha desatado ANOET, precisamente contra los toreros que ahora se ofrecen gratis total a TVE. Cuando la Comisión dictamine –y nada extraño sería que lo hiciera a disgusto de todos-- a lo mejor resulta que esa condición indispensable del coste 0 se tiene que modificar.
En cualquier caso, bienvenida sea, pues, la retransmisión del día 5, con el deseo de que todos los responsables televisivos acierten, en especial ahora cuando ya su competidor de pago ha marcado un listón bastante alto en cuanto a calidad. Pero un ensayo no constituye fundamento suficiente para que todos podamos felicitarnos por el nuevo tratamiento que la televisión del Estado va a dar a los toros en el futuro. Para eso hay que esperar a la temporada próxima. Y en un año la política puede dar muchos vuelcos.


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