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jueves, 8 de marzo de 2012

Tal día como hoy...



 
 
Fue el 8 de marzo de 1953. Ese día, Antonio Chenel "Antoñete" se convertía en doctor en tauromaquia lidiando a "Carvajal", toro de Curro Chica cuya muerte le fue cedida por otro madrileño, Julio Aparicio, en presencia de un albaceteño, Pedro Martínez "Pedrés".
"En los muchos años en que acudimos a Castellón a presenciar la corrida de la Magdalena, no recordamos una expectación tan grande como la habida este año. Constituyó un éxito económico, ya que la plaza se llenó, siendo muchísimos los aficionados valencianos que se trasladaron a la ciudad hermana para presenciar el festejo".

Así arranca la crónica del festejo de aquel día J.Lloret en el semanario El Ruedo, que prosigue: "Dos factores principales contribuyeron al brillante resultado económico de la corrida: el día primaveral que hizo y la propaganda que durante todo el invierno se ha venido haciendo en torno al toro de lidia".

Sobre los toros lidiados, afirma: "En cuanto a peso y edad, vino a Castellón una corrida seria. Pertenecían los toros a la ganadería andaluza de don Francisco la Chica, y como decimos estuvieron muy bien presentados, ya que dieron un peso en bruto de 501, 516, 530, 557, 549 y 535 kilos, respectivamente, por orden de salida. La corrida no ofreció dificultades para los lidiadores, ya que ninguno de los seis bichos acusó peligro. Cierto que casi todos ellos llegaron muy aplomados al último tercio, pero cúlpese de ello a la poca fuerza que sacaron. Los menos apropiados para el lucimiento fueron los corridos en primero y cuarto lugar, es decir, el toro de la alternativa de Antoñete y el segundo de Julio Aparicio", diestro este último que cortó la única oreja del festejo.

Acerca de la actuación del toricantano, escribe: "Creemos que con Antoñete estamos en presencia de un torero de extraordinarias proporciones, a pesar de que su primera actuación como matador de toros no ha sido muy afortunada. Antoñete es un torero de clase y además lidiador, condición ésta muy interesante si hay que enfrentarse con corridas cuajadas. En su primero se lució en unos lances muy buenos; pero luego los picadores se ensañaron con el bicho y ante la bronca del público el novel matador de toros se desconcertó. En su segundo creímos que iba a llegar la faena grande; pero el toro se vino abajo y el madrileño sólo pudo conseguir unos pases muy buenos con la derecha y dos series de naturales soberbios que ligó con el pase de pecho. Lo que hizo fue de tal calidad que pudo haber cortado la oreja si la estocada no hubiese resultado atravesada".





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