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domingo, 18 de diciembre de 2011

Promoción de la cantera

Se acerca la Navidad. Son días de chimenea, de disfrutar de una plácida conversación con un vaso de vino hablado de toros al calor del borrajo. De fumar placenteramente un cigarrillo mientras se habla con pasión del arte del toreo. De esa Tauromaquia, que nunca pone a nadie de acuerdo y todos se creen en el uso de la razón. Casi siempre, en las tertulias o corrillos, se habla de grandes figuras, de memorables faenas…, pero casi nunca de algo tan importante como la base. Porque para alcanzar las aulas de la universidad, antes hay que pasar por la escuela primaria.

En la Fiesta ocurre igual, pero casi nadie lo quiere ver y se olvidan que hay que defenderla desde abajo. No se entiende que un festejo de promoción, como una becerrada, esté sujeto a una carga tan grande que sea insoportable. Y que únicamente se pueda celebrar aportando una ayuda alguna institución. Porque estos festejos con la carga de taquilla siempre son deficitarios y nunca se equilibran. Sobre todo por las increíbles cargas de los veterinarios (algo que se debe regir), los impuestos, junto al alto número de profesionales que actúan por ley, cuando con menos es suficiente. Además de otros gastos, que son los mismos para una corrida de toros que para una becerrada, como personal, música, arrastre…

Los festejos menores siempre han sido la cantera para hacer afición y, claro está, para que se formen los futuros toreros. Son el mejor escaparate para adentrarse en la profesión y empezar a cautivarse de algo tan hermoso como el toreo.

Sin embargo, su futuro está muy en el aire por los numerosos gastos que deben afrontar, junto a la desaparición de ayudas que ha traído la grave crisis económica que atraviesa el país.

Lo cierto, es que esos festejos siempre han sido el patito feo de la Fiesta. En los que nadie quería invertir, pero luego echaban la caña para pescar cuando estaba cebado el pez. Por ejemplo sale un torero con fuerza de la base, lo apodera alguien que ha visto posibilidades y a lo mejor hasta empeña su dinero para organizar novilladas picadas al principio, en gastos necesarios que se pagan de su bolsillo (ropa de torear, trebejos, toros a puerta cerrada…) y en cuanto crece y está hecho, ya para funcionar, se lo suelen quitar la gran empresa que jamás han apostado por la base. Lo vemos un año sí y otro también. Y son muy pocos los que no pasan por el aro, como Enrique Ponce, que siguió con Ruiz Palomares, hasta que ya de figurón se cruzó su suegro en una de las jugadas más feas de la historia del toreo.

La gran empresa siempre se olvidó de la cantera y buscó el trabajo hecho. Se olvidan que allí es donde empieza la Fiesta. Y el tripartito que acaban de formar José Antonio Chopera, Casas y Antonio Matilla debe saber que a la Fiesta, herida desde años, hay que cuidarla desde la base. Y promocionarla. Pero claro hay una cosa sustancial y es que a la gran empresa nunca le interesó la promoción. A ellos le interesa los festejos grandes, las ferias y en los que se ve el ‘turrón’ (que no el de Navidad).

A las grandes empresas se le debe exigir que organicen festejos de promoción. Y en algunas plazas se lo demanda el pliego, como Albacete, Madrid, Valencia… Lo grave es cuando llegan a plazas en las que la propia empresa es dueña de la plaza (o tiene acciones suficientes para hacer y deshacer a su antojo.
Entonces el perjudicado es el público que paga un precio altísimo, no tiene ninguna opinión y también se queda sin ver festejos de promoción en los que dan los primeros pasos los muchachos. Y son festejos que deben celebrarse a precios económicos o que tengan entrada gratis quien compre el abono del ciclo. O con cualquiera de las ofertas que se pueden poner, pero que casi siempre se encuentran con la falta de imaginación de la gran empresa. Y no hay más que comparar con el fútbol (que los toros es un espectáculo mucho más bello, vistoso y emocionante), de cuya organización mucho deberían aprender los taurinos. En le fútbol se gastan grandes cantidades en las canteras y en los jóvenes, con años de antelación a que empiecen a producir dinero. Pero vamos, que eso ahora mismo se lo dices a los taurinos y creerían escuchar visiones. Porque a ellos, al menos hasta ahora, le interesa el dinero rápido.






Paco Cañamero(La glorieta digital)

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